Por Judit Vítores
Brasil es el cuarto país más contaminante del medio ambiente en el planeta, según informa una ONG ecologista, por el avances de la frontera agrícola, la ganadería y las madereras.
El cultivo de la soja se convirtió en uno de los principales agentes de destrucción y se calcula que hasta ahora estas plantaciones en Brasil han arrasado 1,2 millones de hectáreas de selva amazónica.
El 25 % del total del amazonía brasileña esta en manos privadas – son hacendados, forestadotes, cultivadores, etc, - y cerca del 28% lo constituyen las reservas ambientales y tierras indígenas. Y sobre el 48% restante el gobierno brasileño estaría privatizando 67 millones de hectáreas, hecho que pone en riesgo la biodiversidad de esa reserva de vida única en el mundo.
La selva amazónica es uno de los ecosistemas más ricos del planeta. Alberga bajo su frondosidad diferentes hábitats y la mayor diversidad genética del mundo animal; existen 350 especies de mamíferos, siendo 62 sólo de primates, 1.000 especies de pájaros, 60.000 especies de plantas, de ella 5.000 sólo de árboles, 3.000 especies de peces, 100 variedades de anfibios, 30 millones de especies de insectos y millones de invertebrados. Esta riqueza biológica se explica porque durante millones de años el ecosistema amazónico ha permanecido inalterado.
La espesa cubierta vegetal del Amazonas protege los suelos de la erosión, regula el clima a nivel regional y planetario convirtiéndose así en un inmenso pulmón que proporciona oxígeno.
Esta fuente de riqueza sufre una insaciable deforestación, según datos de la Organización Biodiversidad en America Latina y el Caribe, cerca de 76 km² de floresta nativa brasileña se deforestaron en el amazonas durante el mes de marzo de este año, lo que representa un aumento del 35 por ciento en relación con el mismo período de 2009.
Además, se registraron 220 km² de degradación forestal, con territorios que sufrieron intensos abusos a causa de quemazones y por madereras, pero que no fueron totalmente deforestados. Las estadísticas fueron divulgadas este año por el Instituto del Hombre y Medio Ambiente de la Amazonia (Imazon).
Según el estudio realizado por el Instituto, que monitoreó en forma independiente el 37 por ciento de la Amazonia Legal, la floresta perdió mil kilómetros cuadrados de su flora en el período de agosto de 2009 a marzo de este año, lo que demuestra un aumento del 24 por ciento en comparación con el mismo período, entre los años 2008 y 2009. También detalla que el Estado que más deforestó en marzo de 2010 fue Pará, con un índice del 45 %, seguido por Mato Grosso, que registró un 39% del índice total de destrucción. Además, Rondonia (6 %), Roraima (4 %), Acre (4 %), Amazonas (1 %) y Tocantins (1 %) completan la lista.
También, el Instituto del Hombre y Medio Ambiente de la Amazonia (Imazon) divulgó que los 76 km² deforestados en marzo fueron los responsables de la emisión a la atmósfera de 1,3 millones de toneladas de carbono, registrando un crecimiento del 26 por ciento en relación con el mismo mes de 2009, cuando la emisión se estimó en 1 millón de toneladas. Entre agosto del año pasado y marzo de este año, la emisión sobrepasó los 65 millones de toneladas.
Estos datos escalofriantes no forman parte de las abultadas agendas de los políticos y los medios de comunicación y si los tienen un espacio, éste es muy breve; lo ideal sería que la destrucción del pulmón verde del planeta forme parte de la agenda de los grandes líderes mundiales y que por lo menos los países que comparten esta fuente de vida generen políticas de preservación, conservación y reparación de este espacio de vida.
Brasil y la contaminación climáticaCon la mayoría de sus emisiones climáticas procedentes del desmonte y la quema de la selva amazónica, Brasil es el cuarto mayor contaminador climático en el mundo.
Hace un año, Greenpeace presentó un informe en el que revelo que las grandes marcas de la moda, la comida y el deporte están impulsando involuntariamente la deforestación de la selva amazónica. Después de tres años de investigación, en medio del auge de la industria ganadera brasilera- la fuente más grande de deforestación en el mundo y la principal fuente de emisiones de dióxido de carbono en Brasil – esta ONG reveló cómo el gobierno brasileño financia la destrucción y está socavando sus propios esfuerzos para hacer frente a la crisis climática mundial. El informe titulado “Sacrificando el Amazonas”, vincula a la carne, el cuero y otros productos procedentes de los ranchos de ganado que participan en la deforestación ilegal, la invasión de las tierras indígenas y la esclavitud en el Brasil.
El gobierno brasilero durante los últimos años trabaja para que la cuota del país en el mercado mundial de carne se duplique para el año 2018. Pero la expansión del sector ganadero amenaza con socavar la capacidad del gobierno para cumplir con su promesa de que ese año será también en el que se reducirán la deforestación en un 72 %.
El coordinador de la campaña de Amazonas de Greenpeace Brasil, Andre Muggiati afirmó en ese informe que “al financiar la destrucción de la Amazonía para el ganado, el gobierno del Presidente Lula está socavando su propios compromisos con el clima, así como el esfuerzo mundial para hacer frente a la crisis climática". Y afirmó en ese mismo documento que “si quiere ser parte de la solución del clima, el gobierno de Lula o el gobernante que lo suceda debe salirse de su affaire con la industria ganadera, y comprometerse a poner fin a la deforestación amazónica. De lo contrario, será culpable de la catástrofe climática global que resultará”.
Por otra parte, en el mismo informe Greenpeace pidió a los gobiernos del mundo desarrollado que proporcionen 140 millones de dólares al año para hacer frente a la crisis climática, y de esta manera financiar medidas de mitigación y adaptación en los países en desarrollo. De este fondo, aproximadamente $ 40 mil millones al año deben designarse para la protección de los bosques. Los fondos serían proporcionados a cambio de un compromiso para detener la deforestación para 2015 en la Amazonía y en el mundo para 2020.
Brasil es el país con mayor extensión y depredación por la cantidad de asentamiento de empresas madereras y el avance de la producción ganadera. Entre las principales causas de la depredación del Amazonas también se cuenta la extracción de caucho, especias, maderas en general, aceites, resinas y plantas para la elaboración de fármacos.
El avance de la soja
Por otro lado, el avance de las plantaciones de soja hace peligrar el Amazonas. Éste cultivo se convirtió en uno de los principales agentes de la destrucción y se calcula que, hasta el momento, 1,2 millones de hectáreas de selva han sido arrasadas para cultivar soja.
Durante el 2004 y 2005 se plantaron más de un millón de hectáreas de soja dentro del bioma amazónico. Soja que, por su alto valor proteico, se utiliza principalmente para producir el alimento del ganado que comen en Europa.
Varias organizaciones ambientalistas siguen denunciando que empresas multinacionales están devorando la selva amazónica de Brasil para plantar soja. Y la carne alimentada con esta soja (pollos, cerdos y vacas) termina en los estantes de los supermercados europeos y en los mostradores de empresas de comida rápida.
Y muchas de estas organizaciones sostiene que la deforestación de la Amazonia por el avance de la frontera agrícola debe ser imperiosamente detenida, tanto por lo que implica la importante pérdida de biodiversidad como por su influencia en las condiciones meteorológicas de la región y sobre el cambio climático global, dada la capacidad de los árboles de fijar el dióxido de carbono y producir oxígeno. Además, la quema de la selva, como paso previo a la plantación de soja transgénica, produce el 75% de las emisiones de efecto invernadero de Brasil.
La expansión del monocultivo de soja en la Amazonia implica la pérdida de biodiversidad y en muchos casos la contaminación del agua de las reservas indígenas.
Es importante destacar que en el corazón de la selva amazónica habitan unos 180 pueblos originarios diferentes (unas 220.000 personas) que, junto con muchas más comunidades tradicionales, dependen del bosque que les proporciona todo lo que necesitan, desde alimento y cobijo hasta herramientas y medicinas, y que juega un papel crucial en su vida espiritual.
Por ello, el avance del cultivo de soja atenta contra el habitad de seres humanos y toda clase de seres vivos.
Un ejemplo es lo que ocurrió en solo un año, entre agosto de 2003 y agosto de 2004, tiempo en el que se han perdido 27.200 km2 de selva amazónica, un área un poco mayor al tamaño de la provincia de Misiones y tres cuartas partes de dicha destrucción fueron ilegales. Se calcula que se pierden más de 3 km2 por hora.
Las causas de la deforestación en la región amazónica son complejas y merecen un análisis detallado, pero hay quienes sostienen que la sobrepoblación que hay en la zona es una de las principales razones de la depredación forestal. Solamente Brasil tiene una densidad de población de aproximadamente 23 personas por km2, además de la tasa de desempleo y de inmigración; debido a esto los habitantes se ven obligados a buscar lugares menos poblados donde puedan despejar la selva para levantar cultivos. Se puede afirmar entonces, que en este caso, el desarrollo socioeconómico y la política pueden también llegar a ser causantes de la deforestación.
Un cambio de conciencia necesario
Según varios informes por investigadores latinoamericanos el gobierno del Brasil, país que posee el 60% del territorio de la selva amazónica, se ha preocupado mucho por este problema, y ha establecido decretos en los que sólo el 20% de la amazonía brasileña puede ser "limpiada" únicamente para ejercer la agricultura y cancelando las licencias de las compañías madereras que incurrían en irregularidades. Y afirman que de esta manera, solo en el año 1996, la deforestación bajó en un 10%.
La selva amazónica es la mayor extensión de Bosque Primario del planeta; además posee una vastísima y compleja red fluvial que configura el río Amazonas y sus innumerables afluentes es el mayor reducto de biodiversidad intacta que queda en el mundo y su reducción es un problema de escala global.
Este pulmón verde cubre el 5% de la superficie terrestre y se extiende por aproximadamente 7,8 millones de kilómetros cuadrados en nueve países (Brasil Bolivia, Colombia, Ecuador, Guayana, Perú, Surinam, Guayana Francesa y Venezuela). Del total, más de 5 millones de Km2 se concentran en Brasil. El foco de los investigadores y ambientalistas esta puesto en lo que ocurre en ese país.
Es necesario abrir el debate a todos y generar una toma de conciencia, en lo que respecta a la implementación de acciones para la preservación, y comenzar cuanto antes, porque el proceso de destrucción puede ser irreversible.
A LA ESPERA QUE DILMA CUMPLA SU PROMESALos ambientalistas preocupados por la destrucción del Amazonas ponen su atención sobre lo que hará -de ahora en mas- la flamante presidente de Brasil Dilma Rousseff, quien en gran parte de su campaña se comprometió a intensificar la lucha contra la deforestación en la Amazonía. El pasado 29 de octubre, el diario digital Panorama publicó estas afirmaciones de la candidata del presidente Luiz Inacio Lula da Silva: “En mi gobierno será intensificada la reducción de la deforestación”. En varias oportunidades, Rousseff expresó su deseo de reducir la deforestación del amazonas y se comprometió a crear nuevas áreas protegidas en el mayor bosque tropical del planeta.
Sin embargo en enero de este año grupos de ecologistas denunciaron las consecuencias para el medio ambiente de la amazonia brasileña si se llevaban a cabo dos proyectos ambiciosos del ex presidente Lula para mejorar el abastecimiento de energía en Brasil.
La construcción de dos represas, la primera es la de Santo Antonio; ubicada en Rodonia – estado con mayor índice de deforestación- y tendrá inversión de unos 8.000 millones de dólares. La segunda es la de Jirau, también sobre el río Madera (principal afluente del río Amazonas), que nace en la cordillera boliviana, concentra el 95% del flujo de los ríos bolivianos y todas las vías navegables del país.
La mayor preocupación es por las consecuencias de las represas y en especial la de Jirau, proyectada a sólo 94 kilómetros de la frontera; por que producirán alteraciones fluviales transforterizas e inundaciones. Además de la pérdida de los árboles de castaña, un producto fundamental para la economía de la región. Entre otros efectos desbastadores.
Fuentes informativas:
http://www.imazon.org.br/ info, gráficos y mapas
http://www.greenpeace.org.br/ - http://www.greenpeace.org/brasil/pt/Noticias/Brasil-que-te-quero-verde/
www.diagonalperiodisco.net/la-selva-amazonica-esta-en-grave.html
Norberto Ovando, vicepresidente de Asociación Amigos de los Parques nacionales
www.nodo50.org/worldwatch/ww/pdf/amazonia.pdf
http.//es.mongabay.com/rainforests/amazon/brazil.html
El cultivo de la soja se convirtió en uno de los principales agentes de destrucción y se calcula que hasta ahora estas plantaciones en Brasil han arrasado 1,2 millones de hectáreas de selva amazónica.
El 25 % del total del amazonía brasileña esta en manos privadas – son hacendados, forestadotes, cultivadores, etc, - y cerca del 28% lo constituyen las reservas ambientales y tierras indígenas. Y sobre el 48% restante el gobierno brasileño estaría privatizando 67 millones de hectáreas, hecho que pone en riesgo la biodiversidad de esa reserva de vida única en el mundo.
La selva amazónica es uno de los ecosistemas más ricos del planeta. Alberga bajo su frondosidad diferentes hábitats y la mayor diversidad genética del mundo animal; existen 350 especies de mamíferos, siendo 62 sólo de primates, 1.000 especies de pájaros, 60.000 especies de plantas, de ella 5.000 sólo de árboles, 3.000 especies de peces, 100 variedades de anfibios, 30 millones de especies de insectos y millones de invertebrados. Esta riqueza biológica se explica porque durante millones de años el ecosistema amazónico ha permanecido inalterado.
La espesa cubierta vegetal del Amazonas protege los suelos de la erosión, regula el clima a nivel regional y planetario convirtiéndose así en un inmenso pulmón que proporciona oxígeno.
Esta fuente de riqueza sufre una insaciable deforestación, según datos de la Organización Biodiversidad en America Latina y el Caribe, cerca de 76 km² de floresta nativa brasileña se deforestaron en el amazonas durante el mes de marzo de este año, lo que representa un aumento del 35 por ciento en relación con el mismo período de 2009.
Además, se registraron 220 km² de degradación forestal, con territorios que sufrieron intensos abusos a causa de quemazones y por madereras, pero que no fueron totalmente deforestados. Las estadísticas fueron divulgadas este año por el Instituto del Hombre y Medio Ambiente de la Amazonia (Imazon).
Según el estudio realizado por el Instituto, que monitoreó en forma independiente el 37 por ciento de la Amazonia Legal, la floresta perdió mil kilómetros cuadrados de su flora en el período de agosto de 2009 a marzo de este año, lo que demuestra un aumento del 24 por ciento en comparación con el mismo período, entre los años 2008 y 2009. También detalla que el Estado que más deforestó en marzo de 2010 fue Pará, con un índice del 45 %, seguido por Mato Grosso, que registró un 39% del índice total de destrucción. Además, Rondonia (6 %), Roraima (4 %), Acre (4 %), Amazonas (1 %) y Tocantins (1 %) completan la lista.
También, el Instituto del Hombre y Medio Ambiente de la Amazonia (Imazon) divulgó que los 76 km² deforestados en marzo fueron los responsables de la emisión a la atmósfera de 1,3 millones de toneladas de carbono, registrando un crecimiento del 26 por ciento en relación con el mismo mes de 2009, cuando la emisión se estimó en 1 millón de toneladas. Entre agosto del año pasado y marzo de este año, la emisión sobrepasó los 65 millones de toneladas.
Estos datos escalofriantes no forman parte de las abultadas agendas de los políticos y los medios de comunicación y si los tienen un espacio, éste es muy breve; lo ideal sería que la destrucción del pulmón verde del planeta forme parte de la agenda de los grandes líderes mundiales y que por lo menos los países que comparten esta fuente de vida generen políticas de preservación, conservación y reparación de este espacio de vida.
Brasil y la contaminación climáticaCon la mayoría de sus emisiones climáticas procedentes del desmonte y la quema de la selva amazónica, Brasil es el cuarto mayor contaminador climático en el mundo.
Hace un año, Greenpeace presentó un informe en el que revelo que las grandes marcas de la moda, la comida y el deporte están impulsando involuntariamente la deforestación de la selva amazónica. Después de tres años de investigación, en medio del auge de la industria ganadera brasilera- la fuente más grande de deforestación en el mundo y la principal fuente de emisiones de dióxido de carbono en Brasil – esta ONG reveló cómo el gobierno brasileño financia la destrucción y está socavando sus propios esfuerzos para hacer frente a la crisis climática mundial. El informe titulado “Sacrificando el Amazonas”, vincula a la carne, el cuero y otros productos procedentes de los ranchos de ganado que participan en la deforestación ilegal, la invasión de las tierras indígenas y la esclavitud en el Brasil.
El gobierno brasilero durante los últimos años trabaja para que la cuota del país en el mercado mundial de carne se duplique para el año 2018. Pero la expansión del sector ganadero amenaza con socavar la capacidad del gobierno para cumplir con su promesa de que ese año será también en el que se reducirán la deforestación en un 72 %.
El coordinador de la campaña de Amazonas de Greenpeace Brasil, Andre Muggiati afirmó en ese informe que “al financiar la destrucción de la Amazonía para el ganado, el gobierno del Presidente Lula está socavando su propios compromisos con el clima, así como el esfuerzo mundial para hacer frente a la crisis climática". Y afirmó en ese mismo documento que “si quiere ser parte de la solución del clima, el gobierno de Lula o el gobernante que lo suceda debe salirse de su affaire con la industria ganadera, y comprometerse a poner fin a la deforestación amazónica. De lo contrario, será culpable de la catástrofe climática global que resultará”.
Por otra parte, en el mismo informe Greenpeace pidió a los gobiernos del mundo desarrollado que proporcionen 140 millones de dólares al año para hacer frente a la crisis climática, y de esta manera financiar medidas de mitigación y adaptación en los países en desarrollo. De este fondo, aproximadamente $ 40 mil millones al año deben designarse para la protección de los bosques. Los fondos serían proporcionados a cambio de un compromiso para detener la deforestación para 2015 en la Amazonía y en el mundo para 2020.
Brasil es el país con mayor extensión y depredación por la cantidad de asentamiento de empresas madereras y el avance de la producción ganadera. Entre las principales causas de la depredación del Amazonas también se cuenta la extracción de caucho, especias, maderas en general, aceites, resinas y plantas para la elaboración de fármacos.
El avance de la soja
Por otro lado, el avance de las plantaciones de soja hace peligrar el Amazonas. Éste cultivo se convirtió en uno de los principales agentes de la destrucción y se calcula que, hasta el momento, 1,2 millones de hectáreas de selva han sido arrasadas para cultivar soja.
Durante el 2004 y 2005 se plantaron más de un millón de hectáreas de soja dentro del bioma amazónico. Soja que, por su alto valor proteico, se utiliza principalmente para producir el alimento del ganado que comen en Europa.
Varias organizaciones ambientalistas siguen denunciando que empresas multinacionales están devorando la selva amazónica de Brasil para plantar soja. Y la carne alimentada con esta soja (pollos, cerdos y vacas) termina en los estantes de los supermercados europeos y en los mostradores de empresas de comida rápida.
Y muchas de estas organizaciones sostiene que la deforestación de la Amazonia por el avance de la frontera agrícola debe ser imperiosamente detenida, tanto por lo que implica la importante pérdida de biodiversidad como por su influencia en las condiciones meteorológicas de la región y sobre el cambio climático global, dada la capacidad de los árboles de fijar el dióxido de carbono y producir oxígeno. Además, la quema de la selva, como paso previo a la plantación de soja transgénica, produce el 75% de las emisiones de efecto invernadero de Brasil.
La expansión del monocultivo de soja en la Amazonia implica la pérdida de biodiversidad y en muchos casos la contaminación del agua de las reservas indígenas.
Es importante destacar que en el corazón de la selva amazónica habitan unos 180 pueblos originarios diferentes (unas 220.000 personas) que, junto con muchas más comunidades tradicionales, dependen del bosque que les proporciona todo lo que necesitan, desde alimento y cobijo hasta herramientas y medicinas, y que juega un papel crucial en su vida espiritual.
Por ello, el avance del cultivo de soja atenta contra el habitad de seres humanos y toda clase de seres vivos.
Un ejemplo es lo que ocurrió en solo un año, entre agosto de 2003 y agosto de 2004, tiempo en el que se han perdido 27.200 km2 de selva amazónica, un área un poco mayor al tamaño de la provincia de Misiones y tres cuartas partes de dicha destrucción fueron ilegales. Se calcula que se pierden más de 3 km2 por hora.
Las causas de la deforestación en la región amazónica son complejas y merecen un análisis detallado, pero hay quienes sostienen que la sobrepoblación que hay en la zona es una de las principales razones de la depredación forestal. Solamente Brasil tiene una densidad de población de aproximadamente 23 personas por km2, además de la tasa de desempleo y de inmigración; debido a esto los habitantes se ven obligados a buscar lugares menos poblados donde puedan despejar la selva para levantar cultivos. Se puede afirmar entonces, que en este caso, el desarrollo socioeconómico y la política pueden también llegar a ser causantes de la deforestación.
Un cambio de conciencia necesario
Según varios informes por investigadores latinoamericanos el gobierno del Brasil, país que posee el 60% del territorio de la selva amazónica, se ha preocupado mucho por este problema, y ha establecido decretos en los que sólo el 20% de la amazonía brasileña puede ser "limpiada" únicamente para ejercer la agricultura y cancelando las licencias de las compañías madereras que incurrían en irregularidades. Y afirman que de esta manera, solo en el año 1996, la deforestación bajó en un 10%.
La selva amazónica es la mayor extensión de Bosque Primario del planeta; además posee una vastísima y compleja red fluvial que configura el río Amazonas y sus innumerables afluentes es el mayor reducto de biodiversidad intacta que queda en el mundo y su reducción es un problema de escala global.
Este pulmón verde cubre el 5% de la superficie terrestre y se extiende por aproximadamente 7,8 millones de kilómetros cuadrados en nueve países (Brasil Bolivia, Colombia, Ecuador, Guayana, Perú, Surinam, Guayana Francesa y Venezuela). Del total, más de 5 millones de Km2 se concentran en Brasil. El foco de los investigadores y ambientalistas esta puesto en lo que ocurre en ese país.
Es necesario abrir el debate a todos y generar una toma de conciencia, en lo que respecta a la implementación de acciones para la preservación, y comenzar cuanto antes, porque el proceso de destrucción puede ser irreversible.
A LA ESPERA QUE DILMA CUMPLA SU PROMESALos ambientalistas preocupados por la destrucción del Amazonas ponen su atención sobre lo que hará -de ahora en mas- la flamante presidente de Brasil Dilma Rousseff, quien en gran parte de su campaña se comprometió a intensificar la lucha contra la deforestación en la Amazonía. El pasado 29 de octubre, el diario digital Panorama publicó estas afirmaciones de la candidata del presidente Luiz Inacio Lula da Silva: “En mi gobierno será intensificada la reducción de la deforestación”. En varias oportunidades, Rousseff expresó su deseo de reducir la deforestación del amazonas y se comprometió a crear nuevas áreas protegidas en el mayor bosque tropical del planeta.
Sin embargo en enero de este año grupos de ecologistas denunciaron las consecuencias para el medio ambiente de la amazonia brasileña si se llevaban a cabo dos proyectos ambiciosos del ex presidente Lula para mejorar el abastecimiento de energía en Brasil.
La construcción de dos represas, la primera es la de Santo Antonio; ubicada en Rodonia – estado con mayor índice de deforestación- y tendrá inversión de unos 8.000 millones de dólares. La segunda es la de Jirau, también sobre el río Madera (principal afluente del río Amazonas), que nace en la cordillera boliviana, concentra el 95% del flujo de los ríos bolivianos y todas las vías navegables del país.
La mayor preocupación es por las consecuencias de las represas y en especial la de Jirau, proyectada a sólo 94 kilómetros de la frontera; por que producirán alteraciones fluviales transforterizas e inundaciones. Además de la pérdida de los árboles de castaña, un producto fundamental para la economía de la región. Entre otros efectos desbastadores.
Fuentes informativas:
http://www.imazon.org.br/ info, gráficos y mapas
http://www.greenpeace.org.br/ - http://www.greenpeace.org/brasil/pt/Noticias/Brasil-que-te-quero-verde/
www.diagonalperiodisco.net/la-selva-amazonica-esta-en-grave.html
Norberto Ovando, vicepresidente de Asociación Amigos de los Parques nacionales
www.nodo50.org/worldwatch/ww/pdf/amazonia.pdf
http.//es.mongabay.com/rainforests/amazon/brazil.html
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